domingo, 22 de noviembre de 2015

Final de Narrativa Universal II


a)   Leer el cuento de Arturo Pérez Reverte La fiel infantería.


Aún no se había inventado la fotografía; pero aquel tipo, Velázquez, recogió el momento. Estábamos allí, engalanados como para el Corpus, y a lo lejos Breda estaba en llamas. La verdad es que nos habíamos ganado a pulso el asunto, después de ocho meses dale que te pego, tragando miseria en los parapetos; cavando trincheras, zapa va y zapa viene, con los holandeses haciendo salidas y acuchillándonos en cuanto cerrábamos un ojo. Pero allá ondeaba, en el campanario, el lienzo blanco, grande como una sábana. Al final les habíamos roto el espinazo.

Nos alinearon en el centro, capitanes delante, guardia de piqueros y mosquetes a la derecha, más o menos en orden, aupándonos sobre la punta de los pies para verle la jeta a los holandeses. El capitán Urbieta nos puso en las filas delanteras a los que teníamos la ropa menos harapienta, empeñado como estaba en que impresionásemos al enemigo con nuestra marcial apariencia. La revista de la mañana había sido un calvario: diez azotes por cada falta de aseo y descuido en la vestimenta. Como dijo Antonio Muñoz, mi paisano, para qué puñetas queremos impresionarlos más, capitán, después de que los hemos fastidiado así de bien, que hasta se rinden, los herejes. Si eso no es impresionar a esos hideputas, que baje Cristo y lo vea. Y Urbieta, la mano en el pomo de la espada, mordiéndose el bigote para mantenerse serio, recetando cinco latigazos y medio rancho para el pobre Antonio, por bocazas y por meter al hijo de Dios en estos lances.

El caso es que allí estábamos, en aquel cerro que se llamaba Vangaast o Vandaart o algo por el estilo, con una treintena de picas y otros tantos mosquetes como guardia de honor, con las banderas de los tercios y toda la parafernalia. El resto de las compañías en línea ladera abajo, la cruz de San Andrés desplegada sobre los morriones de nuestros piqueros, lanzas y más lanzas, y mosquetes, que era un gusto mirarlos hasta el llano donde estaba la artillería apuntando al valle y la ciudad. Y al fondo, difuminada y azul entre el humo de los incendios, con manchas de sol que iban y venían entre las motas grises de las fortificaciones y los edificios, Breda a nuestros pies.

Sitúense ante el cuadro y miren a los holandeses, a la izquierda del lienzo. Observen sus caras. Habían subido la cuesta despacio, tomándose su tiempo, como si los que iban a rendirse fuéramos nosotros. Y Justino de Nassau endomingado como para una boda, bajándose del caballo con cara de asistir a su propio funeral, mirando alrededor como un sonámbulo, intentando digerir la humillación mientras procuraba mantener el porte digno. Al pobre diablo le temblaba la mano que sostenía la llave de la ciudad. Algunos de sus oficiales eran muy jóvenes, demasiado para emplearlos en negocio como la guerra, crecidos en campos fértiles, con llanuras y ríos y graneros bien abastecidos, comiendo caliente desde renacuajos. Burgueses cebados y con mucho que perder. Había uno de sus cachorros, rubio e imberbe, jovencito, con casaca blanca y manos de damisela que, aunque destocado por el protocolo, miraba con desprecio nuestras botas con remiendos, las barbas mal rapadas, nuestras caras de lobos flacos, peligrosos y arrogantes. Y hasta tal punto galleaba el mozo que mi capitán Urbieta, que tenía el genio vivo, empezó a retorcerse el mostacho y a acariciar el pomo de la espada, sugiriendo una sesión privada de esgrima. Un compañero del holandés captó el gesto y, poniendo la mano en el hombro del joven oficial, lo reconvino en voz baja hasta que éste bajó los ojos humillado y furioso, a punto de romper en lágrimas. Demasiado tierno, como casi todos ellos. Así les había ido la feria.

A la derecha estamos nosotros; mi lanza es la tercera por la izquierda. En torno sonaban redobles, cascos de cabalgaduras, capitanes dando órdenes como latigazos. Y allí, descabalgando, nuestro general, con media armadura negra rematada en oro, cuello de encaje y banda carmesí, el apunte de una sonrisa en los labios, Ambrosio Spínola, el viejo zorro. Con aire de circunstancias, pero disfrutando por dentro el espectáculo. Al fin y al cabo, aquélla era su fiesta.

Lo que son las cosas de la vida. Cuando la gente se para ante el cuadro, en el museo, son Spínola y el holandés, el jovencito imberbe y la plana mayor de nuestro general, quienes acaparan todas las miradas. Nosotros só1o somos el decorado, el te1ón de fondo de una escena en la que hasta el caballo de don Ambrosio, sus cuartos traseros, parece tener más importancia. Y sin embargo, allí en Breda como antes en Sagunto, Las Navas, Otumba o Pavía, o después en los Arapiles, Baler, Annual o Belchite, quienes en realidad hacíamos el trabajo duro éramos nosotros. Los nombres dan igual, porque durante siglos fuimos siempre los mismos: Antonio de Úbeda, Luis de Oñate, Álvaro de Valencia, Miguel de Jaca, Juan de Cartagena... Con la España que teníamos a la espalda, no había otra solución que huir hacia adelante. Por eso éramos, qué remedio, la mejor infantería del mundo. Secos y duros como la ingrata tierra que nos parió, hechos al hambre, al sufrimiento y la miseria. Crecidos sabiendo lo que cuesta un mendrugo de pan. Viendo al padre, y al abuelo, y a los hermanos mayores, dejarse las uñas en los terrones secos, regados con más sudor que agua. A la madre silenciosa y hosca, atizando el miserable fogón. Salidos de ocho siglos de acogotar moros o de acuchi1larnos entre nosotros, crueles e inocentes a un tiempo, traídos y llevados a través del tiempo y de los libros de Historia so pretexto de tantas palabras huecas, de tantos mercachifles disfrazados de patriotas, de tantas banderas a cuánto la vara de paño de Tarrasa, de tantas fanfarrias compuestas por filarmónicos héroes de retaguardia. Fíjense en nosotros: siempre al fondo y muy atrás, perdidos, anónimos como siempre, como en todos los cuadros y todos los monumentos y todas las fotos de todas las guerras. Soldados sin rostro y sin nombre, carne de cañón, de bayoneta, de trinchera. La pobre, sudorosa y fiel infantería. Después, en los primeros planos y sobre los pedestales de las estatuas siempre aparecen otros: los Spínola que nunca se manchan el jubón, y que aún tienen humor y elegancia para decirle al holandés no, don Justino, faltaría más, no se incline. Estamos entre caballeros. El resto queda para nosotros: cruzar un río helado entre la niebla, en camisa para confundirnos con la nieve, la espada entre los dientes minados por el escorbuto. Levantarse y correr ladera arriba con la metralla zumbando por todas partes, porque al capitán, aunque es una mala bestia, nos da vergüenza dejarlo ir solo. Quedarte sin municiones en la Puerta del Carmen de Zaragoza y empalmar la navaja tarareando una jotica para tragarte el miedo, mientras los gabachos se acercan para el último asalto. Hacerse a la mar porque más vale honra sin barcos, dicen, en buques de madera ante los acorazados de acero yanquis. Morir de fiebre en la manigua, degollado en Monte Arruit por la ineptitud de espadones con charreteras. O cruzar el Ebro con diecisiete años mientras la artillería te da candela, el fusil en alto y el agua por la cintura, con los compañeros yéndose río abajo mientras en la orilla los generales y los políticos posan para los fotógrafos de la prensa extranjera.

Échenle un vistazo tranquilo al lienzo, sin prisas, e intenten reconocernos. Somos la humilde parcheada piel sobre la que redobla toda esa ilustre vitola de los generales y los reyes que posan de perfil para las monedas, los cuadros y la Historia. Y cuántas veces, en los últimos doscientos o trescientos años, no habremos visto ante nosotros, mirando con fijeza hacia el modesto rincón que ocupamos en el lienzo, un rostro de campesino, de esos arrugados y curtidos por el sol como cuero viejo. Un rostro parado ante el cuadro con aire tímido y paleto, dándole vueltas a la boina o el sombrero entre las manos nudosas, encallecidas, de uñas rotas. Los ojos de un hombre indiferente a la escena central del cuadro, buscando aquí atrás, en la modesta parte derecha de la composición, al fondo, bajo las lanzas, entre nosotros, una silueta confusa, familiar. Tal vez la de aquel hijo al que una vez acompañó un trecho por el sendero que conducía al pueblo, llevándole el hato de ropa o la maleta de cartón, liándole el primer cigarro. El hijo al que, ya parado en el último recodo, vio alejarse con su pelo al rape, las alpargatas y el traje de domingo, llamado a servir al rey. Hacia una guerra lejana e incomprensible de la que no habría de volver jamás.

Fíjense en el cuadro de una maldita vez. Nosotros le dimos nombre y apenas se nos ve. Nos tapan, y no es casualidad, los generales, el caballo y la bandera.



b) Relacioná las ideas trabajadas por Umberto Eco (Interpretación e historia, La sobreinterpretación de textos) y Jonathan Culler (En defensa de la sobreinterpretación) en sus conferencias con el cuento del escritor español.

c) Durante la cursada abordamos la problemática de la noción de autor desde, por lo menos, tres perspectivas: Barthes (La muerte del autor), Foucault (¿Qué es un autor?) y Benjamin (El autor como productor). A partir de alguna de estas presentaciones, desarrollar el tema en función de alguna de las obras literarias trabajadas durante el cuatrimestre. El hecho de hacer foco en el análisis del texto literario no erradica la posibilidad de presentar alguna idea o comentario o comparación a partir de la(s) película(s) inspiradas en dicho texto narrativo.

TRABAJOS DE NARRATIVA UNIVERSAL II SELECCIONADOS


NARRATIVA II

TRABAJO PRÁCTICO NRO.1


ALUMNA: FLORENCIA BOGADO


TRABAJO PRÁCTICO NRO. 1
Consignas:
1-     Está claro que en los extractos se presentan, por lo menos, dos posiciones sobre la posmodernidad ¿Qué reflexión te sugieren estas afirmaciones en función del abordaje  del arte cinematográfica y/o literaria como objeto de estudio? Reconocer algún (o ambas) posturas a partir de la observación de la película Enter the Void de Gaspar Noé.
2-     Luego de la lectura del apartado El narrador en la teoría narratológica cinematográfica de Orde Cuvardic García responder si es posible hablar de un narrador en la película de Gaspar Noé. Fundamentar.
3-     En las páginas finales de  La Metamorfosis de Franz Kafka, con la muerte del personaje de Gregor Samsa, ocurre un cambio en la perspectiva del narrador de manera que la focalización “        muere” con el personaje. Técnica similar emplea Gaspar Noé en la película Enter the Void a partir de la muerte de Oscar. Cotejar, relacionar y describir cómo es empleado el procedimiento narrativo en amas obras.
El Trabajo Práctico  se entregará  impreso  por una sola de sus caras y en Times New Roman, cuerpo 12, con interlineado  1,5, justificado.
Desarrollo
Consigna Nro.1
Para entender la afirmación de Lauro Zavala es pertinente enumerar  las características que identifican al arte postmoderno en todas sus manifestaciones.  Por lo tanto presentaremos las palabras clave o expresiones identificatorias de este movimiento: saltos temporales y espaciales, idas y venidas, elementos estéticos  como el bricolaje producto del uso de la tecnología para la fusión de imágenes, collage de música de pop electrónico y música experimental al igual que el uso hiperbólico de las imágenes inspirado por el cine experimental y experiencias de drogas psicodélicas, límites, frontera, ambigüedad, la posibilidad de que todo es posible (mostrar lo invisible, lo inexplicable), dejar de hablar del término plagio para incorporar el intertexto como recurso válido ( Genette: la intertexualidad  es una modalidad o tipo de transtextualidad y se trata de una relación de copresencia  entre dos o más textos, es decir, como la presencia efectiva de un solo texto. El plagio es una copia no declarada pero literal); llevar el surrealismo al extremo, la utilización de los palimpsestos  (ciertas palabras antiguas y olvidadas  mantienen su vigencia en cuanto al significado debido a que ciertas acciones humanas continúan siendo las mismas. En lo pictórico trazos históricos, enigmas poéticos, La superposición de capas pictóricas, capas sobre capas  para obtener una nueva pintura con el objetivo de obtener ciertos efectos y texturas. La búsqueda  a través de esta técnica de hallar una forma de expresión íntima y emotiva.
 Otro elemento  a tener en cuenta es  la intervención de la figura del narrador desde el llamado relato paradójico que consiste en el paro abrupto  del fluir del tiempo narrado como si estuviera al alcance de la mano  del narrador  detener la historia. El narrador relata acontecimientos que han ocurrido en el pasado, y la silepsis, al “simular”  que el narrador  interrumpe un acontecimiento, convierte ambos momentos, cronológicamente separados (el acto de narrar y la acción narrada) en temporalmente simultáneos.
Por su parte, el epanalepsis, cuyo rector es la anulación de límites, cubre lo que se conoce como puesta en abismo, así como los procedimientos de serialización o repetición; en este último caso, el de la repetición.
Todas las  características mencionadas  las encontramos en la obra de Gaspar Noé Enter the Void 
La estética de la incertidumbre construida  a partir de un sistema de paradojas se da en el corte abrupto en más de una oportunidad cuando la pantalla  se queda  negra o blanca, recurso que podríamos interpretar  como que está en manos  del narrador  detener la historia.
Asistimos en la película las reiteradas, valga la redundancia, repeticiones de algunas escenas. La reiteración llega casi  al hartazgo, del mismo modo que  se repite el corte abrupto de la narración y asistimos confusos la pantalla negra o blanca, que al principio nos engaña como el final,  y que después nos sorprende con la continuación de la narración. Es evidente que  el papel del narrador en el relato paradójico, típico en la práctica de la escritura y el uso en el cine, procura anular  las convenciones del relato realista.
Con respecto a la construcción de una realidad autónoma frente a la realidad que perciben nuestros sentidos, podemos decir que el espectador  percibirá lo que el cine le proporcione,  según su personal estado del momento de la visión  de la obra. Las personas cambian, sus ideas y sus puntos de vistas cambian. Así también al volver a ver una película o volver a leer un libro sus apreciaciones también sufrirán cambios con respecto a la primera vez de la experiencia.
Finalmente, Enter the void presenta un mundo habitado por seres que actúan como sujetos individualistas, en permanente búsqueda de un placer que debe ser obtenido rápidamente y este se logra con el consumo de sustancias que hacen que las persona vivan en total dependencia y como corolario vuelven sus vidas vacías, centradas en lo inmediato del placer viviendo por y para la droga. He aquí la contradicción de los postmodernos con respecto al “libre albedrío”.
Pablo Heller pone énfasis en la libertad del hombre, en el “Libre albedrío” al referirse al postmodernismo. Pone al desnudo y   fustiga el hecho de que el individuo postmoderno se considere dueño de su propia existencia y muestra la contradicción en que cae el  postmodernismo con su pensamiento del individuo  ajeno a su historia y sin ataduras con la sociedad. El hombre “libre”, autónomo, no influenciable e inmune a la sociedad que lo rodea. Cita a Terry Egleton, que sostiene que el dilema entre libertad y fundamento queda resuelto, pero con una resolución “a lo Pirro”, esto es, con el peligro de eliminar al propio sujeto libre.
Desde el punto de vista marxista, Heller  sostiene que el individuo y su libertad están íntimamente  ligados a su entorno, a su base histórica, al conocimiento de las leyes que rigen la necesidad histórica y también a la práctica del conocimiento de esas leyes.
El curso de la historia se rige por las leyes generales de orden interno. Como decía Marx: “los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen arbitrariamente en condiciones elegidas por ellos, sino en las condiciones dadas y heredadas del pasado”
El hombre no existe fuera de la naturaleza y la historia. El hombre es inexorablemente dominado por la fuerzas de la naturaleza y de la sociedad humana. Para Heller “La Libertad” no puede entenderse sin el conocimiento de la necesidad. La libertad no consiste en el divorcio de las leyes naturales sino  en el conocimiento de éstas y una vez conocidas y de un modo planificado debe llevarse a la práctica para fines determinados.
Citando a Federico Engels termina diciendo acerca del “libre albedrío” que esto no es otra cosa que tener la capacidad de decidir con conocimiento de causa.
En la película Enter the void” no se puede reconocer nada desde esta postura que plantea Pablo Heller, ya que el concepto de “Libertad” y “Libre albedrío” son contrapuestas con la postura que plantea Lauro Zavala con los pensamientos del postmodernismo que se caracterizan por la ambigüedad y la indeterminación. El marxismo no solo toma distancia con el idealismo que sostiene que la  realidad existe independientemente del pensamiento o el sujeto, sino también con el llamado materialismo de carácter mecanicista
Desarrollo.
Consigna Nro, 2
La película de Gaspar Noé “Enter the void” trata de dos hermanos Oscar y Linda quienes están viviendo en Tokio, sobreviviendo como pueden. Oscar vende y consume drogas y Linda es stripper en un club nocturno. En una redada policial, Oscar cae muerto por un disparo y entonces supuestamente su alma, su espíritu; su conciencia o su reacción química se separa de su cuerpo y se queda sobrevolando sobre la ciudad de Tokio, siguiendo a su hermana (a quien había prometido no abandonar nunca) y a sus amigos y reviviendo a través de reiterados flashbaks ciertos momentos de su infancia
Respondiendo al interrogante de la consigna si es posible hablar de un narrador en esta película, nos remitiremos a los soportes teóricos:
Según Orde Cuvardic García, el término “narrador” se  vuelve problemático  en su aplicación a la enunciación cinematográfica por la condición  que siempre ha sido conceptualizado. A la hora de analizar o identificar al narrador en una película, siempre estuvo vinculado con el registro de los acontecimientos que ofrecía al espectador la cámara.  Considera ésta como el ojo  de un narrador y que por lo tanto, todo lo que veamos será a través de este enfoque ocular otorgándole una atribución antropomórfica.
Continuando con las caracterizaciones de Cuvardic en la que parafrasea a Aristóteles diciendo que el cine, al igual que el teatro, muestra, escenifica, representa (mímesis frente diégesis) el narrador no es una “voz” “tan evidente” en el cine, como sí lo es en la novela y en el cuento. Por lo que reiteramos en la introducción inicial, esto es, la posibilidad y la condición de un narrador ha sido problematizado en el discurso cinematográfico.
Después de haber analizado las diferentes posibilidades de un narrador fílmico  y  favoreciendo, después de dejar en segundos planos las voces tradicionales, a la modalidad Cámara tendremos en cuenta la desaparición  de cualquier aparente selección u organización del material narrativo del autor; las convenciones descriptivas ofrecidas orientan a ofrecer un fragmento de vida, como si transcurriera la temporalidad humana ante un medio de registro visual y auditivo.
Desde la perspectiva de esta elección diremos que “no habría narrador” como generalmente se espera. No obstante, reconoceremos a dos narradores: el primero: una cámara subjetiva que nos cuenta todo lo que ocurre a través de los ojos de Oscar. Veremos que mientras Oscar está con vida, siempre es enfocado desde atrás, primer plano de la nuca, de la cabeza, pero de atrás. La cámara sigue a Oscar por detrás de su cabeza durante las escenas en las que él se encuentra vivo. Con esta cámara subjetiva nos introducimos al mundo visto desde la perspectiva de Oscar.
 Pasamos en pocos minutos y sin mediar pausa, de ser simples espectadores de una historia a ser partícipes y actores al interior del mundo subjetivo de Oscar, y mediante el recurso de la cámara subjetiva seremos obligados a adoptar su punto de vista sobre su entorno, por lo que también “alucinaremos” con él. Son descomunales los efectos visuales y el manejo de la cámara que nos presenta Gaspar Noé. Nos impactan los colores y contrastes con un fondo negro, que se reitera, y al principio desconcierta. Desde el momento en que se abre la pantalla comienzan a proyectarse las primeras imágenes. Títulos y letras multicolores que contrastan con una pantalla negra y a veces blanca. Caracteres diversos inundan  el campo de la visión que saturan y cansan. Es la incitación directa para entrar  en una experiencia sensorial y una visualidad que nos impacte, maree o nos levantemos a apagar el televisor si lo estamos viendo en casa. Con solo asistir los diez primeros minutos de la película nos damos cuenta de que ya somos el personaje principal (Oscar) y que durante  las siguientes (casi) tres horas veremos el mundo a través de sus ojos cuando está vivo y luego cuando ya está muerto.  De alguna manera es como si el espectador fuera otra persona mientras dura toda la película; es como adentrarse en el cerebro de Oscar y ser él, adquiriendo su percepción y su conciencia.
El segundo narrador: casi toda la narración se construye  a través de una cámara Zenital (o cenital)  flotante que representa el estado postmorten de Oscar. Este plano zenital es realizado desde arriba, justo encima de los sujetos u objetos, con un ángulo de 90 grados perpendicular al suelo como si se hubiese captado desde un satélite o un helicóptero. Generalmente tiene un efecto estético de la imagen. A este segundo narrador podríamos atribuirle la categoría del “fantasma” de Oscar que   regresa para proteger a su hermana Linda. Gaspar Noé modifica  su cámara subjetiva inicial y sale del campo visual de Oscar y se eleva sobre él para que sobrevuele bares y callejones de un Tokio nocturno pero también, nos lanza hacia la exploración de ese terreno desconocido más allá de la vida y previo a la muerte. Oscar entra en una dimensión espacio-temporal donde su alma vive desprendida de su cuerpo ya muerto, vaga así por la ciudad como un fantasma, traspasa paredes sin detenerse, circula por espacios artificiales. En su tránsito comienza a revelarse aspectos de su vida. En este nuevo “viaje” Oscar ya no es un distribuidor de drogas ni un adicto, se transforma en un fantasma que mira desde arriba, un espíritu que vuela por los cielos de Tokio donde el pasado y el presente se mezclan.
Dentro de los elementos y recursos que cuenta el cine, podemos destacar dos características que sobresalen en la película: La primera es el comienzo. La película comienza en un primer plano de la no lectura de la muestra ENTER y termina con la palabra THE VOID. La saturación de focos de luces y cortos rápidos del montaje van a dejar completamente al aire una de sus características principales que son las secuencias de título. Son de ritmo rápido, de colores fuertes y casi ilegibles los créditos (títulos de la película, de los nombres de los intérpretes, de los técnicos, etc. que pueden aparecer al comienzo de una película). Son muy parecidos a estar dentro de una discoteca de música electrónica.
La segunda característica es el uso del plano secuencial, ya que es una forma narrativa  donde se puede filmar sin que haya cortes. Casi todo el tiempo se destaca este plano. En todos los viajes que Oscar como fantasma realiza, los espacios físicos adquieren una plasticidad y continuidad donde no hay  cortes: desde un lugar se pasa a otro, se atraviesan paredes, orificios. La cámara no tiene límite en su sobrevuelo: se adentra en el Hotel Love donde aparecen todos los personajes de la película, ingresa en las habitaciones, husmea en las relaciones sexuales de todos los ocupantes del hotel.
En una de las habitaciones aparece Linda haciendo el amor con Alex, el amigo de Oscar. La cámara otra vez allí, se introduce en sus entrañas y asistimos en el momento justo de la fecundación del óvulo. La cámara presa por la obsesión de verlo todo, esta vez, registra otro viaje, se trata del trayecto  que hace el esperma por el tracto vaginal hasta lograr la fecundación del óvulo. Un grito, un llanto nos indica vida. El director deja la posibilidad  de que la vida de Oscar empiece otra vez con ese nacimiento o que definitivamente su  alma, espíritu, fantasma descanse en paz.
Reflexión final: Según, Lauro Zavala, el cine postmoderno  surge de una integración de los elementos tradicionales del cine clásico y algunos componentes  específicos provenientes del proyecto moderno. En “Enter the Void” se vislumbra  claramente la estructura del cine experimental, la que está sometida a una lógica anti-narrativa, por lo cual tiende a alterar la sucesión del tiempo cronológico y la estructura de naturaleza causal. La sucesión lógica y cronológica son sustituidas por la fragmentación o  iteración  extremas, la dilatación hiperbólica, exacerbada de un instante o la trivialización de momentos dramáticos. Todas estas características aparecen en la película.
Otro elemento integrado del cine clásico y el moderno a esta película es el final que contiene un simulacro de epifanía, por lo que puede ser considerado como virtual. Esto significa que, como ocurre con el resto de los componentes, el sentido del final depende del contexto de cada interpretación proyectada por cada espectador particular.
Personalmente, considero como “traído de los pelos” la intención del director de querer presentarnos  el final de su película como una revelación divina, profunda sensación de realización en el sentido de comprender la esencia de las cosas.  ¿Quiso  Gaspar Noé que el espectador pudiese ver y entender exactamente lo que él quiso decir? ¿Le importó a Gaspar Noé que los espectadores tengamos entendimiento profundo y completo de lo que estamos viendo? Personalmente creo que muy poco le importó y es más, el final peca de ridículo y absurdo puesto que sus personajes ya estaban predestinados desde que asistimos al principio de la película  el diálogo entre Oscar y su hermana acerca del significado del vacío, de caer al vacío, del miedo. Deberían sus personajes tener un  final trágico, ya que vivieron la vida  de una manera trágica, despreciando y desperdiciándola. Finalmente, la epifanía final resulta patética y paradojal. Buscar la redención después de tantos excesos de todo tipo. ¿Qué pretendía Gaspar Noé con el final de la película, cuando una vida está por nacer o “renacer”, los rostros de Linda y su madre se confunden por momentos, surge la ambigüedad sobre su identidad y aparece la duda de si es Oscar quien finalmente renace en el hijo de su hermana o es Oscar asistiendo a su propio nacimiento para tener una mejor vida?
Suficiente fue el haber plasmado en el cine su larga trayectoria de adicto a las drogas y el mundo que experimentan los que son consumidores. De ahí a dar un final de epifanía forzada en una escena “naif” del nacimiento o renacimiento de un nuevo ser para salvarlo o terminar de matarlo es territorio de los profesionales de la psicología/psiquiatría   de los que Gaspar Noé siempre de jactó de nunca haberlos visitado.
Desarrollo.
 Consigna Nro. 3
 En el ámbito de la narración la modalidad de la información, que surge de la elección de emplear un punto de vista  más o menos restrictivo es lo que se conoce como perspectiva o punto de vista, que Genette designa con el concepto de focalización. Existen dos tipos de focalización: el primero es el relato no focalizado o de focalización “cero” es el más usado por el relato clásico. El segundo es la focalización interna, donde todo el  conocimiento comunicado al lector procede de la subjetividad del personaje perceptor (el narrador comunica su mundo psicológico y perceptivo). Así ocurre con el narrador en tercera persona desde la focalización interna  del narrador que es Gregorio siendo un insecto. Por él sabemos su mundo psicológico e intelectual. Su nueva apariencia era lo de menos, un insecto o cualquier otra mutación. Lo que importa es su estado de ánimo. Gregorio Samsa  llevaba una vida rutinaria, monótona. Su vida antes de la metamorfosis era ya una sucesión  inerte de actividades rutinarias, por lo que carecía por completo de sentido. Esa falta total de  sentido auténticamente personal queda expresada, literalmente,  en la falta de posibilidades que implica su reducción a insecto.  Puesto que era un ser rutinario que practicaba religiosamente su ritual, ya estaba muerto en vida. Sólo se da cuenta de quién es y cómo ha vivido hasta entonces cuando sufre la metamorfosis. El Gregorio hombre ya era un ser despreciable y el Gregorio insecto termina de confirmarle la realidad de su miserable existencia. De manera que, la propia metamorfosis no provoca su fin. Es en el proceso de transformación  que emerge la conciencia de su propia inhumanidad. Después de haber experimentado el cambio psíquico ante su transformación es lo que le hace comprender y ver a las claras las cosas como son. Toda su vida vivió como un insecto, el más repulsivo de los insectos, supongamos una cucaracha, aunque en el libro nunca se menciona el tipo de insecto. Muchos hablan de un escarabajo, pero me quedo con el insecto  “cucaracha”, ya que el escarabajo es menos repugnante y más fuerte en la escala de zoológica de los insectos. Y si se vivió, Como decía Julio Cortázar, toda la vida  como una cucaracha, se morirá también como  tal.
En “La metamorfosis” La focalización interna en todo momento es fija hasta la muerte física de Gregorio/insecto, ya que no abandonamos casi nunca  el punto de vista de Gregorio. Según Todorov, el narrador que transmite un conocimiento fundamentado en la focalización interna sabe lo mismo que el personaje y este saber del individuo es el conocimiento que llega a comunicar al lector. Es la fórmula Narrador=personaje.
A partir de la muerte de Gregorio/insecto la voz del narrador cambia y se vuelve objetivo y empieza a referirse a los personajes como el padre, la madre, Grete, etc. El narrador también utiliza el estilo directo. Esta nueva voz, la tercera persona, objetiva cierra la historia, habla de la familia y también utiliza el estilo directo:- ¿Bueno,    vamos a ver, qué desea usted? –preguntó la señora Samsa, que era la persona a quien más respetaba la asistente.
- Pues –contestó  ésta, y la risa no le dejaba seguir-, a que no tienen ustedes ya que preocuparse respecto a cómo van a quitarse  de en medio el trasto ese de ahí al lado. Ya está todo arreglado.  
De acuerdo  a  la relación con la historia el narrador es heterodiegético, que no es personaje de la historia  que cuenta, y homodiegético, es el narrador personaje de la historia que relata.
En “La Metamorfosis” podemos encontrar la utilización de voz y focalización. Es un relato heterodiegético de focalización interna. Es decir que el narrador no es personaje de la historia, es un narrador que nos narra la historia desde el punto de vista de Gregorio.  En “La Metamorfosis”, el narrador no vive en el mundo ficcional, y por lo tanto narra acontecimientos protagonizados por terceros, en este caso, Gregorio junto a su familia, pero no deja por ello  de relatar, exclusivamente, al inicio de la novela, las sensaciones y las reacciones que experimenta Gregorio Samsa al convertirse en un insecto, por lo que utiliza la focalización interna.
En la película de Gaspar Noé Enter de Void la técnica narrativa es similar a la utilizada en   La Metamorfosis.
Al principio de la historia la perspectiva del narrador es la modalidad de la  cámara subjetiva que nos cuenta todo lo que vemos  mientras Oscar está con vida. La cámara sigue a Oscar por detrás de su cabeza durante las escenas en las que él se encuentra vivo. Mediante el recurso de la cámara subjetiva seremos obligados a adoptar su punto de vista sobre su entorno, por lo que también “alucinaremos” con él.  Con solo asistir los diez primeros minutos de la película nos damos cuenta de que ya somos el personaje principal (Oscar). Durante el tiempo en que Oscar está vivo, veremos el mundo a través de sus ojos, nos adentraremos en su cerebro y seremos él, adquiriendo su percepción y su conciencia.
Después de la muerte de Oscar la perspectiva del narrador cambia de manera que la focalización muere con el personaje y surge  el segundo narrador.
Como analizamos en el segundo  punto de este Trabajo Práctico en Enter the Void reiteramos que a este segundo narrador podríamos atribuirle la categoría del “fantasma”, “alma” o “espíritu” de Oscar que   regresa para proteger a su hermana Linda. Gaspar Noé modifica  su cámara subjetiva y la focalización ahora se centra en el fantasma de Oscar y sale del campo visual del joven y se eleva sobre él a través de una cámara Zenital (o cenital)  flotante que representa el estado postmorten de Oscar y  se eleva sobre él para que sobrevuele bares y callejones de un Tokio nocturno pero también, nos lanza hacia la exploración de ese terreno desconocido más allá de la vida y previo a la muerte. Oscar entra en una dimensión espacio-temporal donde su alma vive desprendida de su cuerpo ya muerto, vaga así por la ciudad como un fantasma, traspasa paredes sin detenerse, circula por espacios artificiales. En su tránsito comienza a revelarse aspectos de su vida. En este nuevo “viaje” Oscar ya no es un distribuidor de drogas ni un adicto, se transforma en un fantasma que mira desde arriba, un espíritu que vuela por los cielos de Tokio donde el pasado y el presente se mezclan.
Es menester agregar que en el cambio de  la perspectiva de la focalización en esta película hemos podido como espectadores conocer muchísimo más de la vida y la subjetividad de Oscar cuando el recurso de la cámara subjetiva primera nos informaba acerca del personaje y sus angustias. El cambio de la perspectiva de la focalización del narrador (la cámara subjetiva del fantasma de Oscar) nos unió los fragmentos desparramados a lo largo de la película.
Tanto en “La Metamorfosis” como en Enter the Void está presente el tema del miedo, la angustia de la vida humana, la insatisfacción, el vacío, la nada. También  podríamos decir que  es “casi explícito” la aparición  en las dos obras de la autobiografía de sus”  “hacedores”: el escritor Kafka con todos sus miedos y sus inquietudes, las frustraciones del autor, y éstas únicamente tenían salida frente a la escritura. El personaje envuelto en su caparazón  de insecto, ve como todo su entorno se le vuelve hostil, sobre todo en el ambiente familiar. La novela no sólo trata sobre el mismo Kafka, sino también sobre los lectores de la obra. El autor no quiere que  el lector se aleje del personaje, sino que exige la identificación con  él. De esta manera nos sustenta la teoría de la existencia humana: vives como insecto, mueres como insecto.
El cineasta y director Gaspar Noé según sus propias declaraciones transgredió todas las normas sociales y convencionales. Probó de todo lo probable en cuestiones de alucinógenos, y es parte de esa experiencia vivida bajo esos efectos  la que nos muestra en su trabajo.





NARRATIVA UNIVERSAL II 

Alumno: Santiago Meque – DNI 20.384.957

PARCIAL

1- Está claro que en los extractos se presentan, por lo menos, dos posiciones sobre la posmodernidad ¿Qué reflexión te sugieren estas afirmaciones en función del abordaje de la obra de arte cinematográfica y/o literaria como objeto de estudio? Reconocer alguna (o ambas) de estas posturas a partir de la observación de la película EntertheVoid de Gaspar Noé.
Mientras que Zavala trata sobre la estética cinematográfica del posmodernismo (en la cual subyace una ideología) Heller habla directamente de su ideología (sin tratar directamente su estética). Pero se pueden conectar ambos textos en cuanto a lo que dicen sobre la postura del posmodernismo sobre el lenguaje. Y en esto están de acuerdo; para los dos autores el posmodernismo tiene una concepción sobre el lenguajeproveniente de lafilosofía de Wittgenstein.
El cine posmoderno puede ser explicado a partir de la filosofía del lenguaje del último Wittgenstein, para quien el lenguaje construye una realidad autónoma frente a la realidad que perciben nuestros sentidos. (Zavala, página 9)
El fetichismo del lenguaje es llevado a su máxima expresión: ya no sólo es un obstáculo para el conocimiento de la realidad sino que directamente la crea.
El lenguaje pasa a ser el eje constitutivo del mundo. Es el regreso al pensamiento oscurantista de Wittgenstein, quien sostiene que, como “nuestro lenguaje nos da al mundo, no puede comentar su relación con él”. (Heller, página 9)
De algún modo, se podrían superponer lasposturas de ambos autores sobre la obra de arte, a través de esta concepción sobre el lenguaje. Entonces, la obra de arte es un universo autónomo frente a la realidad exterior pero que de todos modos hace referencia a ella. Es un ejercicio de presentación artística pero que no puede dejar de referirse a la realidad que perciben nuestros sentidos. En la extensa mayoría de las obras literarias y cinematográficas hay seres humanosmoviéndose en una geografía y en un tiempo más o menos determinados (incluso cuando el lugar y el tiempo sean totalmente inventados, por ejemplo como En el señor de los anillos).
Zavala dice siguiendo a Wittgentein: El cine es así un instrumento para construir realidades que no necesariamente tienen un referente en la realidad externa al espacio de proyección. (página 9)
Y me apoyaría en el “no necesariamente”. Tal vez en un sentido duro no tienen un referente, pero sí siempre hacen referencia a una realidad. Una realidad que si bien en cierto modo es subjetiva compartimos medianamente con otras subjetividades. Además toda obra de arte es producida y, también, percibida en una realidad determinada (en un lugar, una época y por un sujeto), y por eso no puede dejar de hacer referencia a estas realidades.
En cuanto a la película EntertheVoidde Gaspar Noé, podemos analizar su postura sobre el posmodernismo desde dos perspectivas, la netamente ideológica y la estética, aunque ambas se encuentran entrelazadas.
Con respecto a la perspectiva ideológica podemos analizar a los personajes representados en la película. Podemos ver que el personajede Oscar después de su muerte ya no es un ser humano sino un ente que trascendió lo social, la historia e incluso la naturaleza sensible. Y en el resto de la película realiza un viaje trascendente, su libertad de decidir está fuera de los condicionamientos humanos, no es más que una partícula de polvo en un rayo de sol. Heller dice a partir de una cita a Terry Eagleton lo siguiente: “Pues es difícil ver que se pueda hablar aquí en absoluto de libertad, no más que lo que es libre una partícula de polvo en un rayo de sol”. En otras palabras, el sujeto “posmoderno” pasa a tener la misma categoría que la materia inerte o inanimada.(Heller, página 5)
Oscar es un no ser flotando sobre el mundo, fuera de la naturaleza y la historia, independiente de los condicionamientossociales y de las leyes naturales. Y aquí parecería representar de algún modo lo que dice Heller: El individuo es “libre”, según su curioso punto de vista, no porque pueda ejercer cierto control o dominio sobre el mundo y la sociedad que lo rodea, sino porque... el mundo no puede ejercer ninguna influencia o condicionamiento significativo sobre él. (Heller, página 5)
Huelga señalar que estamos ante una pretensión metafísica, pues el individuo existe solo en la historia y no fuera de ella. Como lo señaló Bertolt Brecht alguna vez, “sólo alguien que está dentro de una situación [refiriéndose a la historia] puede juzgarla”. Al margen de la historia, es una abstracción hablar de sujeto.(Heller, página 7)
En la película no hay un gran relato racional pero sí hay un gran relato trascendente, el de El libro tibetano de los muertos. Un gran relato solo accesible, según la película,a través de las drogas o después de la muerte. Es decir a través de un viaje, ya liberado de las contingencias históricas.El sujeto de la película después de muerto actúa fuera de los mecanismos que gobiernan las fuerzas de la naturaleza y de la sociedad humana, esas fuerzas no lo dominan porque el sujeto está fuera del mundo. Aunque para la película el fin del viaje es la reencarnación, y eso es entrar (nuevamente) en el vacío.Y al reencarnarse volvería a ser gobernado por estas fuerzas, volvería a este vacío (posmoderno). Y parecería que en esto hay una postura posmoderna, en el sentido negativo que habla Heller; la de un sujeto pasivo determinado por fuerzas superiores o el sujeto libre de toda contingencia, un sujeto metafísico, artificial, fuera de la historia. Desde ya la idea de un tiempo cíclico de reencarnaciones parecería ser lo totalmente opuesto a la idea del devenir histórico marxista.
“La libertad no es otra cosa que el conocimiento de la necesidad. ‘La necesidad sólo se ciega en cuanto no se la comprende’. La libertad no reside en la sonada independencia de las leyes naturales sino en el conocimiento de estas leyes y en la posibilidad que lleva aparejada de hacerlas actuar de un modo planificado para fines determinados (...).(Heller, páginas 5 y 6)
En cuanto a la perspectiva estética de la película, Zavala define el cine posmoderno como la presencia simultánea o alternada de las convenciones del cine clásico y del cine moderno, una estética de la incertidumbre construida a partir de un sistema de paradojas.
En cuanto a los rasgos del cine clásico que podría tener la película podemos ver la intriga de predestinación y la anagnórisis, el final epifánico, cerrado. En EntertheVoid hay un Gran Relato, el de El libro tibetano de los muertos, que es un relato no racional, trascendente, de una verdad absoluta. Y por eso en la película hay un (¿simulacro?) de intriga de predestinación. El sujeto Oscar está predestinado a realizar inmediatamente después de muerto este viaje trascendente para reencarnar. Y al final de la película tenemos esta epifanía del personaje reencarnando en el hijo de su hermana y de su amigo, lo que es también una anagnórisis. Aunque el final podría ser solamente un simulacro y ser parte del viaje “alucinógeno” de la muerte.
En cuanto a los rasgos que la película podría tener del cine moderno, podemos mencionar que evidentemente hay algo rupturista en el cine de Noé. Es un cine que busca la novedad, que experimenta con nuevas formas, es un cine individual. Sus películas buscan incomodar al espectador tanto en lo narrativo como en lo temático. En este film por ejemplo, la posición subjetiva y cenital de la cámara, en constante movimiento que nosexpulsa de una imagen estable y cómoda. La composición visual es totalmente inestable, descentrada, la cámara tiene una posición desacostumbrada, cenital, dando giros constantemente, con el agregado de perspectivas y efectos borrosos que desnaturalizan la imagen. Hay una evidente ruptura de las convenciones objetivistas. O tal vez es la forma más próxima de representar un viaje alucinógeno. Por otro lado en la película hay ciertas tomas que buscan sacudir al espectador, sacarlo de su comodidad, por ejemplo escenas de sexo cuasi explícito, la cámara que se mete en la herida de bala de Oscar, o en un feto abortado o dentro de una vagina.
También podemos ver rasgos del cine moderno en el inicio desconcertante y confuso, en la sucesión de imágenes no causales y lógicas (o con una lógica de viaje alucinógeno). La estructura narrativa no está organizada secuencialmente. Como espectadores generalmente no estamos ubicados espacialmente y temporalmente, tenemos que hacer el esfuerzo por reconstruir qué es lo que estamos viendo. La estructura tiene algo de anti-narrativa, ya que hay cierta alteración de la sucesión cronológica y de la causalidad. También es moderno en la preeminencia de la puesta en escena sobre los personajes y la actuación, y en la polisemia visual. Y también en el sonido que tiene algo de disonante, la banda sonora se acerca más a sonidos que a una música.
Para terminar podemos ver los rasgos típicamente posmodernos en la película, como por ejemplo la secuencia de los títulos, pasados a una velocidad acelerada que casi no permite leerlos y realizados con diferentes tipografías (un rasgo de la mezcla de diversos estilos). Y sobre todo por la característica posmoderna de que la obra de arte construye una realidad autónoma. La acción ocurre en una ciudad y esa ciudad es Tokio, ciudad hipercapitalista, paradigma de la ciudad posmoderna. La Tokio de la película es muy artificial, siempre mostrada de noche, sin ningún tipo de naturaleza a la vista. Y está la maqueta que hace el compañero de cuarto de Alex, la Tokio de ácido, donde está el Love Hotel. Hacia el final, después de que la hermana tira los restos de la urna funeraria al desagüe, la ciudad real se va acercando a la de la maqueta. Cuando Linda pasa a buscar a Alex en un taxi, la cámara los sigue en una toma aérea que muestraa la ciudad como si fuera una réplica a escala,a lo que se le van sumandolentamente luces fluorescentes, como las de lamaqueta. Esta escena termina con el espíritu de Oscar ingresando en el Love Hotel, que no es un lugar real, y donde las luces,ya en su paroxismo, juegan un papel desnaturalizador. En eso vemos la autonomía referencial de la película, como construye una “realidad” paralela, haciendo evidente la naturaleza cinematográfica de las imágenes.

2- Luego de la lectura del apartado El narrador en la teoría narratológica cinematográfica de DordeCuvardic García responder si es posible hablar de un narrador en la película de Gaspar Noé. Fundamentar.
Para caracterizar un tipo de narrador en la literatura se lo ha asociado a la visión de la cámara cinematográfica. El narrador objetivo es como el foco una cámara de cine. Asimismo se habla de focalización para hablar de la perspectiva o el punto de vista de la narración.
En EntertheVoid el relato está focalizado en un sujeto, literalmente: vemos lo que Oscar ve a través de sus ojos. Hay una asociación entre los ojos del sujeto, la cámara y su punto de vista. Es el ojo de un ser humano, y se le restituye a la cámara de algún modo esa primera persona, ese atributo humano: yo veo. Vemos a través de los ojos del yo protagonista y por eso le podemos asignar a una persona el acto de mostrar.
En el comienzo la focalización es interna, fija en un sujeto. Pero luego no hay más sujeto, Oscar muere y pasamos a ver a través de su alma o espíritu. El “narrador” ya no es parte de este mundo y ahora tiene cualidades omniscientes. Es un narrador homodiegético que pasa a ser heterodiegético, aunque no totalmente, porque no es un personaje de la diégesis pero tampoco está en una instancia fuera del relato. Es el ojo de un narrador que primero es humano y luego es supra-humano.
Es decir que la enunciación cinematográfica que no exhibe ningún atributo humano, en esta película es restituida esta condición humana, antropomorfa, en Oscar, para luego relativizarla con la muerte del sujeto humano. Se puede asignar el papel de narrador o enunciador en una película no solo al registro de los acontecimientos de la cámara sino a los procedimientos de organización del relato. Y en EntertheVoid, estos procedimientos siguen la lógica de lo que el personaje está viendo incluso después de muerto; si pasamos de un plano a otro es a través de una “canalización” del personaje en algún orificio o a través de sus sobrevuelos de la ciudad para pasar de un personaje a otro. No hay “cortes” de montaje, o la película los disimula o justifica mediante estos procedimientos del viaje del protagonista. Además del registro de la cámara-ojo del protagonista la organización del relato sigue sus elecciones, sus vuelos (como si fuera Oscar el que elige a quien seguir, a qué lugar ir y a qué tiempo). La película simula que el que organiza el relato es un sujeto dentro de la película (y no el director), lo más parecido a un narrador. Aunque nunca hay una voz que narra sino un ojo que muestra.

3- En las páginas finales de La Metamorfosisde Franz Kafka, con la muerte del personaje de GregorSamsa, ocurre un cambio en la perspectiva del narrador de manera que la focalización “muere” con el personaje. Técnica similar emplea Gaspar Noé en la película EntertheVoida partir de la muerte de Oscar. Cotejar, relacionar y describir cómo es empleado el procedimiento narrativo en ambas obras.
En el relato La metamorfosis de Kafka, el narrador está en tercera persona pero focalizado en GregorSamsa. Es un relato heterodiegético de focalización interna. El narrador no vive en el mundo ficcional, por lo tanto narra acontecimientos protagonizados por terceros, pero relata exclusivamente las sensaciones y reacciones que experimenta GregorSamsa. Es un narrador en tercera persona que narra desde la perspectiva del personaje central. Cuando Gregor muere el narrador ya no se puede focalizar en éste y seguimos a sus familiares luego de su muerte a través de un narrador omnisciente.
En la película de Noé también seguimos a los familiares y conocidos del personaje principal luego de su muerte pero a través de la mirada de Oscar muerto. La focalización sigue con el personaje, ahora muerto, la cámara sigue atada ahora a su alma y vemos con los ojos de su espíritu. En la película de Noé la focalización no muere con el personaje, muere el personaje, pero la narración sigue enfocada en “sus ojos”. Sobrevuela las acciones posteriores a su muerte, pero desde un punto subjetivo (sin sujeto). Por eso la película se detiene tanto tiempo en los viajes de este no-personaje, en sus canalizaciones y en sus viajes sobre la ciudad. Como si no hubiera cortes de edición para pasar de una escena a otra, sino que tenemos que seguir sus vuelos para llegar de un lugar a otro, para seguir a los diferentes personajes. El “narrador” sigue en ese mundo, en otro plano, pero no ha salido completamente de él. Como si no hubiera una instancia narrativa superior a la del personaje Oscar, una instancia de edición en donde las elecciones de pasar a otra escena mediante un corte es del director(y no del personaje).
En ambas obras la muerte es como una liberación, aunque bien distinta. En La metamorfosis la liberación es la de los familiares, y en ese momento el relato cambia de tono y se vuelve (¿irónicamente?) luminoso y esperanzador. Es el único momento en que el relato abandona la casa y sale al aire libre. Con los personajes dejamos atrás la muerte de Gregor y lo abandonamos (la sirvienta “quita de en medio el trasto ese”). En EntertheVoid seguimos focalizados en esa primera persona, que sigue a su hermana y a sus allegados después de su muerte. En vez de hacerlo a través de un narrador omnisciente, lo hace a través de un “narrador” entre testigo y protagonista. Y aquí la liberación es la de Oscar, la del personaje principal, a través de la reencarnación en el vientre de su hermana.





T.P. N° 1


Alumna: Adriana A. Billone

DNI: 18161165
Consignas de trabajo

Explica Lauro Zavala[1] cuáles son las razones ideológicas que enmarcan al llamado cine posmoderno: 
La ideología que subyace en el cine posmoderno se deriva de una estética de la incertidumbre, construida a partir de un sistema de paradojas. Esta visión del cine supone que cada película construye un universo autónomo frente a la realidad exterior, y por lo tanto puede ser considerado como un ejercicio de presentación artística (en lugar de aspirar a la representación o a la anti-representación).
(…) El cine posmoderno puede ser explicado a partir de la filosofía del lenguaje del último Wittgenstein, para quien el lenguaje construye una realidad autónoma frente a la realidad que perciben nuestros sentidos. El cine es así un instrumento para construir realidades que no necesariamente tienen un referente en la realidad externa al espacio de proyección.
Por su parte, Pablo Heller[2], en un sentido más amplio acerca del fenómeno de la posmodernidad, explica:
No es ocioso señalar que “el libre albedrío”, la “libre elección”, tan caros al pensamiento posmodernista quedan reducidos en los términos de su propia lógica, a la nada. El individuo es “libre”, según su curioso punto de vista, no porque pueda ejercer cierto control o dominio sobre el mundo y la sociedad que lo rodea, sino porque... el mundo no puede ejercer ninguna influencia o condicionamiento significativo sobre él. “El dilema entre libertad y fundamento queda así resuelto, pero sólo a riesgo de eliminar al propio sujeto libre. Pues es difícil ver que se pueda hablar aquí en absoluto de libertad, no más que lo que es libre una partícula de polvo en un rayo de sol” (Terry Eagleton, Las ilusiones del posmodernismo, Ed. Paidós, 1998) En otras palabras, el sujeto “posmoderno” pasa a tener la misma categoría que la materia inerte o inanimada. Sin quererlo o queriendo, el posmodernismo termina abrazándose teóricamente con el determinismo vulgar.
La libertad, en cambio, para el marxismo se plantea en términos concretos: la libertad del hombre no puede desenvolverse sino sobre la base de la necesidad histórica, del conocimiento de las leyes de esa necesidad y en la práctica fundada en el conocimiento de esas leyes. El “hombre” fuera de la naturaleza y la historia es una abstracción. Aunque pretendamos ignorar o desconocer los mecanismos internos que gobiernan las fuerzas de la naturaleza y de la sociedad humana, como hacen nuestros sabios posmodernos, ese hecho no nos evita que tales fuerzas, mal que les pese a éstos, siguen actuando, producen su efecto, a espaldas nuestras y en contra nuestro. Esas fuerzas nos dominan.
“La libertad no es otra cosa que el conocimiento de la necesidad. ‘La necesidad sólo se ciega en cuanto no se la comprende’. La libertad no reside en la sonada independencia de las leyes naturales sino en el conocimiento de estas leyes y en la posibilidad que lleva aparejada de hacerlas actuar de un modo planificado para fines determinados (...).
“El libre arbitrio no es, por tanto, según eso, otra cosa que la capacidad de decidir con conocimiento de causa.” (Federico Engels, Anti-Duhring, Ed.Pueblos Unidos, 1948, pág. 139.)
1- Está claro que en los extractos se presentan, por lo menos, dos posiciones sobre la posmodernidad ¿Qué reflexión te sugieren estas afirmaciones en función del abordaje de la obra de arte cinematográfica y/o literaria como objeto de estudio? Reconocer alguna (o ambas) de estas posturas a partir de la observación de la película EntertheVoid de Gaspar Noé.
2- Luego de la lectura del apartado El narrador en la teoría narratológica cinematográfica de DordeCuvardic García responder si es posible hablar de un narrador en la película de Gaspar Noé. Fundamentar.
3- En las páginas finales de La Metamorfosis de Franz Kafka, con la muerte del personaje de GregorSamsa, ocurre un cambio en la perspectiva del narrador de manera que la focalización “muere” con el personaje. Técnica similar emplea Gaspar Noé en la película EntertheVoida partir de la muerte de Oscar. Cotejar, relacionar y describir cómo es empleado el procedimiento narrativo en ambas obras.
Respuestas
1- Lo primero que se me ocurre es la pregunta por el sujeto de la enunciación. ¿Quién dice en la obra? ¿Es el autor? ¿Es el lector? ¿Existe tal sujeto? ¿Es posible una obra sin sujeto? Si fuese así, ¿se puede hablar de “obra”, cuando el sentido del término en cuestión implica un sujeto, del cual la obra es el predicado? ¿El lenguaje puede funcionar sin un sujeto, al modo de una máquina?
Leo y cito a  los psicoanalistas MiklasBornhauser y Andrea Naranjo en “La subjetividad posmoderna: la forma del límite”[3]:
El sujeto límite, el sujeto del límite es el sujeto postmoderno por excelencia, es, por decirlo de otro modo, el reverso y la caricatura del sujeto moderno, confrontado no solamente a una enfermedad social propia de la cultura, o sea al propio malestar cultural que Freud nos dio a entender en el siglo XX, sino que también enfrentado a una creciente deficiencia de significación y con ello de sentido y de valores. Esta carencia o insuficiencia simbólica abarca todas las esferas de lo cotidiano y de lo estructural, invadiendo hasta los rincones más reservados a la intimidad del sujeto burgués. En este punto no concordamos con Lipovetsky, para quien sí hay un sentido que permanece inalterable, esto es, el sentido y el valor de la realización personal, ya que dicha realización se juega y deviene en un plano netamente imaginario, imaginarizado, y, por lo tanto, no responde al valor o sentido que representaría la función paterna en tanto dispositivo legal y simbólico”.
...”es sólo mediante el establecimiento de la problemática en el lugar estructural, donde el sujeto se constituye, así como analizando sus respectivas dimensiones, que podremos responder a la demanda de este nuevo sujeto aún y por-venir.”
También cito a Ignacio Lewkowicz, en una entrevista que le hiciera Luis Gruss[4]poco tiempo antes de que el historiador falleciera con su esposa en un accidente.
“En principio la dinámica de este tiempo de pura sustitución hace bien difícil la vida subjetiva. Contestando medio de prepo, diría eso: el tiempo contemporáneo es pura sustitución. Si no se puede pensar un sujeto sin conservación de alguna marca, entonces es posible que no haya sujeto. Pero creo que, por ahora, es una bravuconada, porque equivaldría a decir que con este tiempo la especie humana está en extinción. Me parece que el asunto es este: es que corre por cuenta de la operatoria subjetiva hacer que haya tiempo sucesivo, es decir que el tiempo de la constitución no es el efecto de una institución social sino que es el efecto de una operatoria subjetiva. Como si dijéramos: sujeto y tiempo son términos correlativos. Pero el tiempo que hace posible que hayasujeto, ya no es dado socialmente sino producido subjetivamente y si no se produce subjetivamente estamos deshilvanados. Por eso sería una tarea de familias, de escuelas, de organizaciones, hacer que haya tiempo. Ya no suponer que hay tiempo y asumirlo. El tiempo ya no sería, como sucesión, un parámetro objetivamente proporcionado por la dinámica social, sino algo que, si no se construye, impide que haya humanidad.”
En este diálogo con otros textos, algo se modifica en el enunciado inicial: llegamos a la conclusión de que no es posible un sujeto sin historia, sin marcas, sin ley.
Entiendo que es pretensión narcisista que una obra no refiera a ninguna realidad exterior, sino que su existencia -obra de la lengua que habla por puro goce de funcionamiento- produzca realidad al modo que soñó Borges en Tlön-Ukbar-OrbisTertius. Digo que el sujeto narcisista (pos?)moderno está oculto detrás de su obra, gozando con ella y complaciéndose en el goce solitario y autoerótico que no hace lazo social con otros sujetos.
Tampoco acuerdo con Pablo Heller,  porque es el deseo, mucho más que la voluntad, lo que está en el origen de toda creación. Y el deseo responde a causas inconscientes, no a la razón; por lo tanto conocerlo no implica dominarlo; y por lo mismo, no es útil planificar en función de un objetivo sino actuar cada vez en consonancia con el deseo propio.
Entonces, la conclusión a la que llego es que la obra responde efectivamente a un sujeto, pero este sujeto es sujeto de deseo. Como tal, está sujeto a una legalidad y a una historia, de la cual muchas veces desconoce los detalles; pero esto no lo hace estar menos atravesado por ella, ni le quita responsabilidad, sino todo lo contrario. Esta circunstancia alcanza tanto al autor como al lector. Ambos, en diálogo, crean la obra.
El problema del sujeto en la posmodernidad es que la ley que posibilita el deseo ha perdido fuerza en la sociedad, y esto deja al sujeto en el límite del desamparo: en muchos casos busca reforzar en grupos e instituciones lo que la familia ya no puede garantizar, y desde este agenciamiento construye su obra. En otros, se constituye en un sujeto cercano a la perversión, que producirá obras vacías de sentido, obras del puro goce que no hacen lazo con el semejante: obras cuyo único lector es el autor, o más bien el Otro del goce.
Entiendo que es polémico proponer una lectura ética de la obra de arte, sobre todo en tiempos en que el imperativo es el goce solitario del objeto/mercancía. También entiendo que cada obra de arte es una oportunidad de reconstruir el lazo con el semejante, siempre que la misma esté sujeta a alguna legalidad común y motivada por el deseo singular del autor.
“Enterthevoid” me parece una obra paradójica.
Es cierto que, si seguimos la clasificación de Zavala, su propuesta encaja con el posmodernismo en tanto alterna características del cine clásico con otras del cine moderno: inicio, imagen, sonido, son clásicos: el silencio y el ruido blanco, la falta de banda sonora en casi toda la película, aluden al vacío; y cuando hay música de fondo, se reduce a latidos (seres que viven en medio del vacío). La edición es itinerante. La escena es moderna en tanto el espacio precede al personaje. La narrativa y el género responden al cine de autor del modernismo, lo mismo que el carácter pre-textual de la intertextualidad en juego (el texto del Libro Tibetano de los Muertos). La ideología implícita (relativización de la representación) y el final, donde se neutraliza el conflicto, son propios del modernismo.
Si tomamos la conceptualización de Heller, tenemos que reconocer que Noé no renuncia a realizar una obra atravesada por la realidad, donde además puede pensarse que busca alguna respuesta al problema existencial del sujeto posmoderno, que, lejos de aparecer como libre, aparece fuertemente determinado y casi reducido a la inexistencia.
La obra de Noé retrata muy bien el desamparo de la posmodernidad. Sujetos en el límite, que hacen más lazo con los objetos de su adicción que con el semejante; o se abisman en juegos de espejos, reducidos casi totalmente a la pura apariencia. Los más lúcidos buscan un lugar en los mitos, desde donde poder rearmar una historia y construir por lo tanto un futuro.

2- Hay en la película un cambio en el modo de narración, cuyo punto de inflexión es la muerte del protagonista.
Al principio, somos testigos de la conciencia de Oscar: vemos lo que él ve, escuchamos sus pensamientos.
Luego de la muerte, en tanto la conciencia se separa del cuerpo, vemos a Oscar como un elemento más en el cuadro. El ojo-cámara se sitúa justo detrás de él en algunas ocasiones, y en otras desde arriba. El alcance de esta mirada es más amplio; incluso permite hacer flashbacks y volver al presente a través de la convención de “portales” de luz. De algún modo, sigue siendo Oscar (el texto budista da a suponer que se trata de su espíritu), pero en otros aspectos hay un distanciamiento muy marcado porque esta versión de Oscar no tiene cuerpo; está reducido a una mirada, y el estatuto de la mirada impone una condición de exterioridad y distancia.
Es oportuno preguntarse en qué medida puede esta mirada distinguirse de la del director que guía la cámara. Es, sin duda, el punto de vista del protagonista, pero no podemos olvidar que hay alguien que puso la cámara allí, y es el director. Esto es aún más evidente después de la muerte de Oscar.
Si seguimos las conceptualizaciones de Bordwell, citado por  Cuvardic García[5] en el trabajo mencionado en la consigna, no puede hablarse en este caso propiamente de un narrador, puesto que “no podemos asignarle ningún rasgo que no pueda, de forma más simple, adscribirse a la propia narración”. En todo caso, lo que el proceso narrativo puede motivar en este caso, es que el espectador construya un narrador en primera persona, cuyas acciones al principio podrían expresarse como “pienso, salgo, digo, etc.”, para luego reducirse casi exclusivamente (aunque no en su totalidad) a “veo”. Esto se logra mediante el uso de la focalización interna, que en narrativa literaria es propia de la primera persona. Similar al caso que Norman Friedmann, citado por Cuvardic García[6] conceptualizó como omnisciencia selectiva.
En este caso, nadie habla en primera persona (ni en segunda, ni tercera), pero sí hay alguien que mira, y en su mirada se sitúa la cámara durante toda la película.

3- Hay varias diferencias en el trabajo de la voz narrativa y de la focalización entre la obra de Noé y la de Kafka.
Kafka emplea en todo el relato un narrador en tercera persona, que al principio está focalizada en Gregorio Samsa mediante el uso del estilo indirecto libre.
Cuando Samsa muere, se pierde la focalización y tenemos una tercera persona omnisciente, capaz de relatar las acciones, sentimientos y pensamientos de cada uno de los personajes.
En la película de Noé, si bien no hay un narrador -de acuerdo a lo que sostuve arriba-, sí hay una focalización en el personaje de Oscar. Ahora bien, luego de su muerte, considero que no se pierde la focalización, sino que cambia del Oscar de carne y hueso al Oscar espiritual.
Lo que hace parecer que se pierde, es la distancia que implica respecto de los hechos la falta de un cuerpo que pueda interactuar con otros personajes. No obstante, el texto budista que sirve de predicción a lo que sobrevendrá luego, permite interpretar que la mirada que nos guía en la narración luego de la muerte de Oscar es la que pertenece a su espíritu.
Siguiendo con el razonamiento hecho anteriormente, esto crea la ilusión en el espectador de un narrador en primera persona, tanto cuando Oscar está vivo, como después, en su versión incorpórea.



Bibliografía
Ø       Lauro Zabala; “Cine Clásico, Moderno y Posmoderno”, en Revista electrónica Razón y Palabra. Agosto/Septiembre 2005. N° 46. México. http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n46/lzavala.html
Ø       Heller, Pablo; “El Oscurantismo Posmoderno”, en http://somosuniversidadyciencia.blogspot.com.ar/2013/06/que-es-el-mosmodernismo.html
Ø       Kafka, Franz, “La metamorfosis”, Ed. EDAF S. A. - 1998.  Madrid, España.
Ø       MiklasBornhauser - Andrea Naranjo. “La subjetividad posmoderna: la forma del límite. Elementos psicoanalíticos y sociales para pensar el lugar y el estatuto de la estructura subjetiva contemporánea”, en Revista Acheronta. Revista de Psicoanálisis y Cultura N° 19, Año 2004. CABA, Argentina. https://www.yumpu.com/es/document/view/13523258/acheronta-19/195
Ø       Revista Campo Grupal Nº 56, mayo de 2004. Argentina. http://www.psicosocial.edu.uy/bahia/56.pdf
Ø       DordeCuvardic García; “La narratología desde los años setenta hasta el siglo XXI”, en Revista de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica, Volumen 40 - Número Especial, 2014. Costa Rica. http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/filyling/article/view/19580/19667




Alumno: Alejandro Bottazzini

Parcial de Narrativa II

1- Está claro que en los extractos se presentan, por lo menos, dos posiciones sobre la posmodernidad ¿Qué reflexión te sugieren estas afirmaciones en función del abordaje de la obra de arte cinematográfica y/o literaria como objeto de estudio? Reconocer alguna (o ambas) de estas posturas a partir de la observación de la película Enter the Void  de Gaspar Noé.

Antes de reflexionar sobre las posibles incidencias que estas diversas perspectivas pueden tener a la hora de abordar la obra de arte cinematográfica y/o literaria como objeto de estudio, me gustaría aportar una mirada personal a la controversia. A mi entender, la cuestión de fondo que subyace a las posturas discordantes de los dos autores citados es si la libertad humana está comprometida por un condicionamiento simbólico (lectura posmoderna) o material (lectura marxista).
Para el posmodernismo el lenguaje sería la matriz conceptual desde la cual categorizamos e interpretamos el mundo exterior. Por esto, la realidad, como señala Wittgenstein, se concibe como una construcción discursiva autónoma frente a la percepción de nuestros sentidos (al estar sustentada en signos). Desde esta perspectiva, entonces, la red de significaciones del lenguaje será el elemento interpelante que constituye subjetividades, es decir, la que convierte al individuo en un sujeto.
En contraposición, Althusser sostiene que esta interpelación no tiene un carácter metafísico sino material. La ideología no constituye a los individuos en sujetos mediante ideas sino por medio de prácticas reglamentadas por un ritual material inserto en un Aparato ideológico del Estado. Por lo tanto, son las condiciones materiales las que determinan la subjetividad.
¿Dónde queda el libre albedrío del individuo entonces? Desde el marxismo, como bien señala Heller, "la libertad del hombre no puede desenvolverse sino sobre la base de la necesidad histórica, del conocimiento de las leyes de esa necesidad y en la práctica fundada en el conocimiento de esas leyes". El individuo debe conocer las fuerzas que nos dominan para poder hacerlas actuar de un modo planificado. Desde una postura posmoderna, en cambio, para sortear las regulaciones del lenguaje se intentará socavar los sentidos inscriptos en él, señalando los límites de su representación (lo cual pondría en evidencia el carácter convencional y arbitrario de los mismos). De esta manera, si la verdad es un constructo que depende de aquel discurso que la evoca, pueden aparecer otras subjetividades que vengan a discutir con el discurso dominante.  
Ahora bien, llevando esta abstracción al extremo, ¿es posible escapar del lenguaje? Ciertamente parece difícil, más aún cuando la crítica que se le efectúa está estructurada a partir de él. Sin embargo, ¿esta paradoja implica, como afirma Heller, que para el posmodernismo el individuo es libre porque "el mundo no puede ejercer ninguna influencia o condicionamiento significativo sobre él"? No estoy tan de acuerdo. Los movimientos deudores del pensamiento posmoderno como el feminismo, los estudios de género y las teorías postcoloniales si bien se caracterizan por una reflexión propiamente teórica presentan un fuerte compromiso con una praxis dirigida a modificar la realidad socio-cultural. Las diversas reivindicaciones y conquistas alcanzadas por dichos grupos en el plano simbólico han tenido repercusiones en las conductas sociales y económicas por lo cual, sus políticas sí estarían orientadas, en contraposición a lo argumentado por Heller, a "ejercer cierto control o dominio sobre el mundo y la sociedad que lo rodea". Un control fragmentario y parcial, de acuerdo, pero sustentable en el consenso. No obstante, es innegable al mismo tiempo que las condiciones materiales ejercen regulaciones, pensemos si no en una escuela que promueva la educación sexual integral (uno de cuyos ejes es concebir a la sexualidad como una cuestión de género) pero mantiene, por una cuestión de infraestructura, la división tradicional en sus baños de "hombres" y "mujeres" que reproduce la categorización tradicional sexo/género. He aquí el punto en cuestión, ¿resulta utópico, entonces, pensar que lo económico pueda estar subordinado a lo simbólico? No lo sé, aunque no me desagradaría creer en ello. ¿Es válido pensar estas cuestiones desde un sujeto homogéneo que no esté atravesado por las clases sociales? No lo creo, las reflexiones en el plano de lo simbólico se vuelven estériles y pueriles frente a la insatisfacción de las necesidades materiales más básicas.
En este breve desarrollo de la cuestión se torna evidente que la discusión presenta muchas aristas en donde se acumulan preguntas  y escasean respuestas concluyentes. Sin embargo, más allá de la postura que uno termine adoptando, me parece que con toda sus incertidumbres y paradojas a cuestas, el posmodernismo no se reduce a la "nada" como argumenta Heller ya que a partir de sus postulados críticos en la actualidad se piensa (y actúa) de otra manera. Por lo tanto, tal vez sea cuestión de tiempo observar el alcance de sus transformaciones.

Con respecto a la literatura, en cambio, mi posición no presenta tantas indeterminaciones. Basándome en el texto "El autor como productor", de Walter Benjamin, la perspectiva marxista me parece un tanto reduccionista. A mi entender, el criterio sobre la calidad artística de una obra no puede limitarse a su capacidad de modificar las condiciones materiales de las fuerzas productivas y relaciones sociales de producción (es decir, procurar la trasformación del artista concebido como genio a productor). Si bien concuerdo con el hecho de que la literatura no se constituye en una esfera autónoma del todo social y político (puesto que en toda producción artística subyace un posicionamiento ideológico), considerar a la tendencia revolucionaria como "correcta" implica fijar axiomáticamente un criterio de validez que excluye a gran parte de la tradición literaria. A su vez, considerar a la literatura meramente como un saber hacer, es decir, una técnica sería tomar una parte por el todo. Es cierto que la técnica de la escritura puede ser transmisible hasta cierto punto, pero, en la medida en que esta se mezcla con una subjetividad, la experiencia literaria trasciende el mero oficio y puede abrirse a múltiples derroteros de exploración personales y novedosos; por lo tanto, intransferibles.
En contraposición, el posmodernismo, con el objetivo de no caer en la lógica dicotómica del pensamiento occidental, promueve la búsqueda de nuevas prácticas de escritura que permitan abordar lo indecidible, en términos derrideanos. Esta diversidad posibilitaría una escritura variada, abierta, receptiva. Quizás el texto más representativo de esta tendencia sea La risa de la medusa de Hélène Cixous. En él no se recurre a la lógica sino a la metáfora para evitar reproducir el sistema de oposiciones logocéntrico que critica: no define sino que evoca, no hay un sentido único y estable sino un desplazamiento que se resiste a la sistematización. En este sentido, desde una perspectiva posmoderna la escritura se constituye como un espacio liberador en donde es posible desarrollar un pensamiento que se contraponga al orden de los valores socioculturales vigentes.
Sobre la base de esto, se podría interpretar entonces que ambas posturas buscan subvertir un determinado orden (material y simbólico respectivamente) pero por caminos disímiles. Personalmente, me seduce más aquella postura que amplía las posibilidades expresivas al concebirse a sí misma como un proceso de continua exploración.

Ya adentrándonos en el análisis de Enter the Void, de Gaspar Noé se podría interpretar que ambas posturas se reflejan en distintos elementos de la obra. Si nos cernimos a la historia de los personajes, por ejemplo, tanto Oscar como Linda se encuentran condicionados materialmente. La necesidad económica es el principal motor de sus acciones y su influencia es tan fuerte que ambos hermanos se sumergen en situaciones y contextos riesgosos con tal de sortearla; Oscar al convertirse en un traficante de drogas (una faena que lo llevará a la muerte) y Linda en una bailarina de un club nocturno. En este sentido, es posible postular un correlato entre la biografía de estos personajes y la lectura marxista que realiza Heller sobre la libertad del hombre al señalar la existencia de fuerzas (naturales y sociales) que ejercen presión en él al punto de dominarlo.
En relación con el lenguaje cinematográfico, en cambio, Enter the Void  presenta varias transgresiones a los códigos convencionales de representación por lo cual se podría vincular a esta película con la búsqueda posmoderna de extender y expandir los límites del lenguaje por medio de nuevas formas de expresión. Si bien las rupturas son diversas, para ejemplificar nuestra hipótesis de análisis nos centraremos en dos códigos: el de la unidad del tiempo y el de la no representación de ciertos temas tabúes. El tiempo en el paradigma clásico del cine está determinado por un principio de economía, cada escena tiene como objetivo propiciar la construcción de la trama principal. Nada puede sobrar en este mecanismo de relojería en que se constituye la obra (debido en gran medida a los costos de filmación). En la película de Noé en cambio el tiempo se prolonga: desde el plano secuencia inicial que concluye con la muerte de Oscar hasta la posterior concreción  de la reencarnación del personaje (pasaje que también podría pensarse como un plano secuencia si consideramos que el espíritu puede trasladarse espacial y temporalmente) la sensibilidad y la percepción del tiempo se asocia con el real. Temáticamente también aparecen rupturas. De acuerdo a las convenciones cinematográficas daría la impresión de que existen determinados hechos o sucesos que no pueden ser representados visualmente en la pantalla. El aborto, por ejemplo, sería uno de ellos. Si bien existen muchas películas que lo han abordado y han reflexionado sobre él, generalmente su acercamiento se produce desde un aspecto conceptual, moral o religioso. Difícilmente presenciemos el acto concreto como sucede en Enter the Void. Esta escena tan fuerte (ante la que como espectador bajé la mirada) supera las discusiones abstractas en torno al aborto y le agrega cierta "materialidad" al obligarnos a empatizar con la experiencia del personaje. 

2- Luego de la lectura del apartado El narrador en la teoría narratológica cinematográfica de Dorde Cuvardic García responder si es posible hablar de un narrador en la película de Gaspar Noé. Fundamentar.

Para facilitar el análisis sobre la presencia, o no, de un narrador en Enter the void dividiremos al film en tres momentos: el primero se extiende desde el inicio de la película hasta la muerte de Oscar; el segundo sería el pasaje en donde el personaje devenido en espíritu ve todo un compendio de imágenes sobre su vida y el tercero corresponde al tránsito que emprende este último hacia su reencarnación.
En el primer momento señalado la cámara se encuentra focalizada en el punto de vista de Oscar. Dicha focalización se sostiene a lo largo de todo el pasaje (a excepción tal vez de un instante en donde Oscar se observa a sí mismo aunque dicha experiencia extra corporal podría interpretarse como un efecto de las drogas) por lo cual es difícil observar una distancia entre tiempo de la diégesis y el tiempo de la narración. En este sentido no es posible hablar de un narrador en el fragmento ya que más que una narración estamos en presencia de una representación, se nos muestra en tiempo presente lo que el personaje está viviendo.
En el segundo momento, en cambio, el análisis se torna más complejo. Las imágenes que reflejan la vida de Oscar (en donde predominantemente la cámara toma al personaje de espaldas) al principio pueden resultar caóticas por su alternancia en el tiempo y su ausencia aparente de una lógica causal. No obstante, es posible señalar un cierto orden en la secuencia: a pesar de los saltos temporales constantes y de los momentos en que se asocian los recuerdos de la infancia con los de la adultez (por ejemplo, la contigüidad entre una escena erótica de los pechos de la madre de Víctor y su alimentación de niño del seno materno) las imágenes van decantando hacia el momento de su muerte. Esta progresión es la que nos permitiría relacionar todo lo observado con una de las fases del Libro de los muertos; aquella en la cual, según el personaje de Alex, "puedes ver toda tu vida reflejado en un espejo mágico". Si abonamos a esta interpretación no podríamos hablar de una narración propiamente dicha puesto que se nos estaría mostrando lo experimentado por el personaje en esta etapa de tránsito; por lo tanto, nuevamente estaríamos en presencia de una representación. Sin embargo el fragmento presenta un efecto narrativo; de hecho, como espectadores conocemos la historia previa del personaje a través de él. A su vez, el empleo de la cámara que persigue a Oscar sumado a la visualización del discurrir de su conciencia son elementos que nos sugieren que es su subjetividad la que ordena el relato, por lo tanto nos permitiría "construir", como señala Brodwell, una posible voz narrativa (en primera persona en este caso).
El tercer momento nos presenta la misma disyuntiva, un nuevo empleo de cámara (generalmente en picado y móvil) nos estaría marcando el pasaje a una nueva fase del Libro de los muertos (la búsqueda de un cuerpo para la reencarnación) por lo que sería factible concebir a la totalidad del film como una representación de esta particular experiencia del personaje en donde no se vislumbraría narrador alguno. No obstante, si nos posicionamos en la otra línea interpretativa, la disociación entre el cuerpo de Oscar y la cámara curiosamente no atenta contra la sensación de proyectar al protagonista como hacedor del relato sino que la potencia. Devenido en espíritu nuestro protagonista no participa de los hechos pero como espectadores observamos los mismos gracias a él. Con una absoluta libertad para moverse espacialmente, el ojo de la cámara nos muestra lo que Oscar quiere ver: es su subjetividad la que recorta y selecciona las acciones de los demás personajes posteriores a su muerte. Esto se desprende de la relación de contigüidad temporal y causal que mayoritariamente mantienen los fragmentos entre sí (por ejemplo, cuando la policía interroga a Víctor por el paradero de Alex en la escena siguiente el espíritu se traslada por el cielo japonés para ver en qué situación se encuentra su amigo). Esta capacidad de presentar ciertos hechos del universo propio de la historia dándoles un determinado orden en una estructura de relato claramente nos permite proyectar la figura de un narrador (ahora en tercera persona).
Como vemos, ambas lecturas tienen elementos en donde sostenerse;  todo dependerá de la interpretación que adoptemos como espectadores.

3- En las páginas finales de La Metamorfosis de Franz Kafka, con la muerte del personaje de Gregor Samsa, ocurre un cambio en la perspectiva del narrador de manera que la focalización “muere” con el personaje. Técnica similar emplea Gaspar Noé en la película Enter the Void a partir de la muerte de Oscar. Cotejar, relacionar y describir cómo es empleado el procedimiento narrativo en ambas obras.

La pregunta presenta ciertas complejidades si tenemos en cuenta el punto anterior. Al relacionar dos lenguajes distintos (en donde uno de ellos podría carecer de narrador) es difícil establecer comparaciones. Sin embargo, en este caso puntual creo que las mismas se pueden sortear si adoptamos como narrador de la película al trabajo de la cámara. De esta manera, estaríamos en presencia de un narrador extradiegético en tercera persona tanto en la Metamorfosis, de Kafka como en Enter the Void, de Gaspar Noé.
Como bien señala la consigna, en la obra de Kafka se produce un cambio en el punto de vista del narrador con la muerte Gregor Samsa. Desde el comienzo de la novela corta el narrador se focaliza preponderantemente en la perspectiva del personaje por lo cual mantiene cierta lógica que esta culmine con la muerte de él. Al "desprenderse" de Gregor, la misma adquiere mayor amplitud y distanciamiento como se vislumbra en la descripción del  entorno que realiza el narrador en el momento previo al deceso: "Todavía pudo vivir aquel comienzo del alba que despuntaba detrás de los cristales."
En Enter the Void (partiendo de la premisa de asociar el registro de la cámara con un narrador extradiegético en tercera persona) desde una primera lectura podríamos considerar que el procedimiento es similar puesto que habría una narración inicial focalizada en Oscar mediante el empleo de una cámara subjetiva que se interrumpe con su muerte. Sin embargo, el tratamiento es distinto. Si bien la cámara se distancia del cuerpo del personaje y nos muestra lo que ocurre alrededor, en este caso particularmente no habría un cambio de focalización puesto que sería el mismo Oscar devenido en espíritu el que nos muestra lo ocurrido (asociado ahora al empleo de una cámara en picado y móvil). Por lo tanto, más que un cambio en el punto de vista lo que ocurre es un extraño pasaje de primera a tercera persona en la focalización del narrador sobre el mismo personaje.





[1]Dr. Lauro Zavala, Profesor-investigador del Departamento de Educación y Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, México, D.F., México.
[2] Pablo Heller, docente universitario (UBA), dirigente nacional del Partido Obrero de Argentina.
[3]MiklasBornhauser - Andrea Naranjo. “La subjetividad posmoderna: la forma del límite. Elementos psicoanalíticos y sociales para pensar el lugar y el estatuto de la estructura subjetiva contemporánea”, en Revista Acheronta. Revista de Psicoanálisis y Cultura N° 19, Año 2004. Págs. 199-200. CABA, Argentina.
[4] Luis Gruss: Entrevista a Ignacio Lewkowicz, Revista Campo Grupal Nº 56, mayo de 2004, pag. 124/125. Argentina
[5]DordeCuvardic García; “La narratología desde los años setenta hasta el siglo XXI” Apartado 4: El narrador en la teoría narratológica cinematográfica. En Revista de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica, Volumen 40 - Número Especial, 2014. Pág. 111 a 113. Costa Rica.
[6]DordeCuvardic García; Op. Cit. Pág. 104.